lunes, 30 de marzo de 2009

EL FENÓMENO GOODY


Jade Goody falleció el 22 de marzo de 2009, en la intimidad de su casa de Essex, víctima de un cáncer terminal que había ido minando sus fuerzas desde hacía varios meses. A primera vista, esta noticia no parece tener nada de excepcional, si no fuese porque Goody era la estrella de la telebasura británica y decidió hacer negocio con su muerte tanto como lo había hecho con su vida. Desde que supo de su enfermedad (mientras participaba en una edición de Gran Hermano -el reality por excelencia- en India), convirtió su lucha contra el cáncer en un show informativo sin precedentes: la prensa y la televisión seguieron cada uno de sus pasos, mientras la figura de Goody no dejaba de aumentar su popularidad, hasta alzarse como un fenómeno social. Incluso Gordon Brown, el primer ministro británico, le mostró públicamente su apoyo. Así, su final prematuro y melodramático se convirtió en un auténtico folletín repleto de morbo, aunque con las dosis suficientes de emotividad para aplacar la conciencia de un público ávido de detalles.

¿DE DÓNDE SALE GOODY?

Hace siete años, Jade Goody surgió de la nada y logró cierta popularidad cuando participó en el programa de telerrealidad Gran Hermano. Aunque no ganó, su imagen de barriobajera e inculta gustó a la audiencia, y a su salida de la casa comenzó su periplo por diversos shows televisivos. Participó en una decena de programas, algunos dedicados a su vida personal como ¿Qué fue lo otro que hizo Jade?, La peluquería de Jade y La asistente personal de Jade. Su fama creció como la espuma al tomar parte en una edición para famosos de Gran Hermano, donde protagonizó un incidente diplomático, al proferir insultos racistas contra una de las concursantes, de origen indio. El entonces ministro Gordon Brown tuvo que intervenir para solucionarlo. Goody entró en una dinámica que engordaba su cuenta corriente a costa de su prestigio personal y su privacidad. Manifiestamente ignorante -y orgullosa de ello- y con gran facilidad para armar escándalo, la prensa la criticaba, pero el público la adoraba.

Lanzó su propio perfume, abrió sus propios salones de belleza, publicó su autobiografía y escribió un libro de recetas de cocina. En verano de 2008, Goody aceptó participar en el Gran Hermano de la India, en un intento de borrar su anterior polémica con Shetty (la actriz de Bollywood a la que había ofendido). En directo, recibió la noticia de que se le había detectado un cáncer cervical, así que dejó la casa para comenzar un tratamiento que meses más tarde se revelaría inútil.

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
Desde que se hizo pública su enfermedad, los medios de comunicación se volcaron aún más sobre ella. Hicieron una cobertura de su tratamiento oncológico, y la propia Goody empezó a rodar un programa titulado El progreso de Jade, donde se detallaba el desarrollo de su tratamiento. Parecía tomarse con total naturalidad su progresivo deterioro físico. Finalmente, los medios se hicieron eco de se trataba ya de un cáncer incurable.

Un mes antes de su muerte, Goody se había casado con su novio, Jack Tweed, en una ceremonia televisada que logró elevadas audiencias, tras vender los derechos de la boda en exclusiva a una revista y una cadena de televisión.

En sus últimos momentos, ya en casa y lejos de los focos de los medios, tampoco cesaron las informaciones. Había dejado el hospital junto a su esposo; estaba perdiendo la vista; se le administraban analgésicos para el dolor; afirmaba que quería pasar todo el tiempo posible con su familia; tenía miedo de quedarse dormida y ya no despertar... Estos detalles morbosos y muchos más rellenaban páginas y páginas de periódicos, programas y programas de televisión, horas y horas de conversaciones. Un ejemplo significativo es que el diario sensacionalista The Sun crease una sección exclusivamente dedicada a cubrir el caso de Jade Goody.
Su funeral se celebró el 4 de abril, y a pesar de que la familia no pretendía seguir ganando dinero con el evento, los curiosos y los medios tuvieron acceso a él, aunque de modo limitado. Se instalaron altavoces y pantallas gigantes junto a la iglesia, para que desde fuera se pudiese seguir la ceremonia. Esta imagen refleja a la perfección el personaje en que se había convertido Goody, protagonista por voluntad propia de un Show de Truman escalofriante. Según informan algunos medios, la propia Goody planificó minuciosamente los detalles de su funeral, por lo que se le denominó popularmente una Jade Goody Production. En palabras de su agente, Max Clifford, "Ella quería que fuera una gran celebración; al fin y al cabo es su despedida de todo el mundo y ella es la primera gran estrella de la telerrealidad. Será un evento muy del estilo de Jade. Exactamente como ella quisiera que fuera".

Poco después de que Jade pasase a mejor vida, apareció la reedición de su primera autobiografía, Para siempre en mi corazón, así como la publicación póstuma de la segunda, Atrapar una estrellas fugaz. También se lanzaron ediciones especiales de revistas, e incluso se está pensando ya en llevar su historia a la gran pantalla. La fundación que gestiona su legado negocia un trato multimillonario para realizar una película sobre su historia. Según Danny Hayward, una de las tres personas encargadas de gestionar el legado de Goody, "Jade ha logrado capturar el sentimiento de la nación. Nosotros estamos hablándolo y estamos abiertos. Queremos que la película conciencie aún más a la gente sobre los peligros del cáncer del cuello de útero".

Este vídeo de CNN resume su rocambolesca historia:


¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?
Goody defendía esta mercantilización de su agonía con el argumento de ganar suficiente dinero para asegurar el bienestar de sus hijos, de tan sólo 4 y 5 años, tras su muerte. Afirmaba que «Siempre he querido que mi familia tuviera lo que yo nunca pude tener, y desde luego no me importa lo que cueste». Además, se ha tratado de dotarla de un aura filantrópica. Donó de lo recaudado más de 100.000 euros a organizaciones caritativas en la India dedicadas a ayudar a los niños pobres del país. Su marido, Jack Tweed, planea subastar la ropa y objetos personales de Jade con el objetivo de recaudar fondos para organizaciones benéficas contra el cáncer. Según su agente, “Creo que será recordada como una joven que ha salvado, y salvará, un montón de vidas.”


EL FENÓMENO GOODY: LA FALTA DE ESCRÚPULOS Y EL GUSTO POR EL MORBO


¿Cómo se explica que una joven vulgar, soez, que hace ostentación de su ignorancia, se convierta en un fenómeno de masas, que dispara las cifras de audiencia y agota los tabloides de los quioscos? Algunos sociólogos han identificado su extremada vulgaridad como la razón principal de su popularidad entre el público, que puede verse reflejado en ella como en un espejo deformante. Representa el icono de chica de barrio convertida en estrella. Si ella pudo hacerlo, yo también, y la amaron por eso.

Además, la fascinación de la gente por la muerte probablemente haya favorecido este interés. No podemos culpar sólamente a Goody o a los medios de crear un espectáculo tan lamentable. Hasta cierto punto es comprensible (aunque no admisible) que tanto unos como otros se hayan dejado llevar por la premisa de "cualquier cosa por dinero". Ella simplemente estaba actuando en otro reality show, y los medios de comunicación "simplemente" aprovecharon la oportunidad para hacer caja, a costa de unos contenidos de baja calidad y pésimo gusto. Pero el negocio es el negocio, y si el público consumo la carnaza que se le ofrece, pues adelante con ello. No se trata de caer en el tópico de que la telebasura y el periodismo sensacionalista existen porque es lo que la gente demanda, pero si como consumidores aceptamos y devoramos esa basura, es lógico que quienes se benefician de ello aprovechen la oportunidad, aunque conlleve olvidar cualquier tipo de ética.

Por otra parte, es difícil de imaginar cómo los muy publicitados últimos días de Goody pueden haber animado a quienes sufren de cáncer, como algunos afirmaban. ¿Acaso la exhibición banalizada de sus sufrimientos ayudan a entender algo? Resultó humillante y ofensivo para la dignidad humana, así como también lo fue que el propio primer ministro la elogiase públicamente, o que Jack Tweedy obtuviese un tratamiento especial del gobierno y además alardee de ello(por ejemplo, iba a ser juzgado por atacar a un taxista, pero se retrasó el juicio para que pudiese acudir al funeral de su esposa).

Esperemos que la muerte de Goody no ponga de moda entre los famosillos el morir públicamente como ella hizo. Con tal de lograr elevados índices de audiencia y de lectores, los medios de comunicación han demostrado lo desesperados que están y lo bajo que pueden llegar a caer. Ya ha habido un precedente, en el que el absurdo de la telerrealidad se ha extendido fuera de la caja tonta, pero lo que realmente asusta es que una sociedad "civilizada" como la nuestra pueda estar dispuesta a seguir consumiendo así las intimidades y el sufrimiento ajeno.

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